Según un estudio internacionalse estima que alrededor del 10% de los pacientes – clientes que buscan procedimientos estéticos pueden presentar signos de ella.
Hablemos de Cosmetorexia
La cosmetorexia es un término que ha ganado relevancia en el ámbito de la salud mental y la estética, y que describe un trastorno en el que una persona se obsesiona con su apariencia física buscando continuamente mejorarla a través de procedimientos estéticos, a menudo de manera excesiva. Este fenómeno no solo afecta a la autoestima de quienes lo padecen, sino que también plantea desafíos significativos para los profesionales del sector estético.
También llamada cosmeticorexia, se caracteriza por la insatisfacción persistente con la propia imagen, lo que lleva a los individuos a buscar tratamientos estéticos, como cirugías plásticas, inyecciones de relleno, y otros procedimientos cosméticos, en un intento por alcanzar un ideal de belleza que, en muchos casos, es irreal. Esta obsesión se asemeja a otros trastornos de la imagen corporal, como la anorexia o la bulimia, pero se enfoca principalmente en la búsqueda de la perfección estética.
Redes sociales: Su rol en la difusión de la percepción de la belleza
Este paradigma está influenciado por normas sociales y reforzadas por las redes sociales, que promueven estándares inalcanzables de belleza. Estudios muestran que el uso excesivo de plataformas como Instagram agrava los trastornos de imagen corporal y que hasta un 10% de quienes buscan cirugía estética pueden padecer cosmetorexia. Además, los procedimientos estéticos han aumentado un 200% en la última década, reflejando no solo un mayor interés en la apariencia, sino también un posible incremento de esta disfunción.
Todo está información nos revela un aspecto crítico de la cosmeticorexia y es su impacto en la salud mental generando en los individuos que la padecen ansiedad, depresión y baja autoestima como lo expresa un estudio en el Journal of Cosmetic Dermatology que revela que el 40% de los pacientes que se someten a procedimientos estéticos presentan altos niveles de ansiedad, evidenciando la relación entre la búsqueda de la perfección y problemas psicológicos.
Estos procedimientos por otra parte pueden generar además complicaciones físicas como infecciones, cicatrices y resultados no deseados derivando incluso en una dependencia difícil de romper e insatisfacción continua, lo que evidencia la importancia de evaluar críticamente “la motivación detrás de estas decisiones”.
Educación y comunicación para abordarla
La prevención de la cosmetorexia requiere un enfoque integral que combine educación, comunicación efectiva y un acompañamiento profesional adecuado. Para ello, es esencial que los especialistas en estética cuenten con herramientas para identificar signos tempranos del trastorno y orientar a sus pacientes hacia una relación más saludable con su imagen.
Uno de los pilares fundamentales es la educación, tanto para profesionales como para pacientes. Implementar sesiones informativas sobre salud de la piel y estética, junto con la promoción de expectativas realistas, puede ayudar a reducir la insatisfacción corporal. Además, sensibilizar sobre la importancia de la autoestima y el bienestar emocional contribuye a fortalecer una autoimagen equilibrada.
En este contexto, los profesionales de la estética deben mantener una comunicación abierta y honesta, permitiendo que los pacientes – clientes expresen sus inquietudes y expectativas, ofreciendo opciones de tratamientos personalizados y reales, sin prometer resultados imposibles de alcanzar.
Sensibilidad y conciencia profesional
Hoy vemos que las redes sociales tienen un impacto dual en la percepción de la belleza. Por un lado pueden perpetuar estándares poco realistas y contribuir a la insatisfacción corporal, pero por otro ofrecen oportunidades para la diversidad y la autenticidad como los movimientos body positivity o la aceptación de la diversidad corporal que han ganado visibilidad, promoviendo la aceptación de diferentes tipos de cuerpos y rostros.
Los profesionales estéticos al reconocer los signos de la cosmetorexia debemos abordarlos con sensibilidad y conocimiento actuando de manera proactiva para ayudar a los que la padecen a alcanzar un equilibrio saludable entre la mejora de la apariencia y el bienestar emocional. La educación, la empatía y la colaboración interdisciplinaria son claves para enfrentar esta problemática y promover una belleza que se fundamente en la salud mental y la autoestima positiva.
Lic. María Alejandra Fraser
Especialista en Comunicación, Imagen y Comercialización del Negocio Estético