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CARI TERRANEO DERMO: Todo lo bueno que ocurre en la piel cuando dormimos (y cómo potenciarlo)

PARTE I

Dicen los expertos que la noche es el momento ideal para que funcionen de verdad los tratamientos antiedad. Esto es lo que podemos hacer para impulsar sus efectos.

Una buena piel se cuida durante el día y se trabaja por la noche.

“La noche es el mejor momento para aplicar sustancias que ayuden a la regeneración de la piel”.

También hay que tener en cuenta que es cuando está más limpia.

Al estar más limpia, es más receptiva”, nos explica la Dra. Farmacéutica y dermatocosmiatra Carina Terraneo: “El día es el momento de ponerse las cremas filtro protectoras del ambiente (como los antioxidantes) que induce la formación de componentes dérmicos y epidérmicos”.

La explicación científica: ¿Qué es lo que hace la piel por la noche?

Cuando dormimos se inicia un ciclo de renovación muy beneficioso para la piel.

 “Por la noche aumentan los niveles de melatonina y descienden los de cortisol (hormona del estrés).”

 La melatonina (además de ser la hormona responsable de mantener un adecuado ritmo circadiano) aporta múltiples beneficios para nuestra piel al actuar como molécula “antiedad” -protegiendo a los queratinocitos y los fibroblastos de los efectos de la radiación UV-, “antioxidante natural” -que contrarresta el estrés oxidativo por la exposición a factores externos dañinos (EXPOSOMA)- y “anti-manchas endógeno” -al inhibir la síntesis de melanina-. Todas estas funciones forman parte de los procesos que científicamente llamamos renovación y transformación celular, que tienen lugar especialmente por la noche. Mientras dormimos, la piel aprovecha para destruir y recambiar las fibras de colágeno y elastina dañadas y los queratinocitos viejos y estresados por nuevas moléculas y células más jóvenes y sanas. Si a esta reparación natural añadimos un tratamiento cosmético con principios activos reparadores, podremos potenciar su efecto”.

¿Cuántas horas deberíamos dormir para tener una buena piel?

Las funciones biológicas de la piel varían a lo largo del día según el ritmo circadiano.

Por la noche aumenta la oxigenación de los tejidos y se activan los mecanismos metabólicos de reparación celular. Diversos estudios científicos han demostrado que la deprivación del descanso nocturno genera un estrés oxidativo celular, dando lugar a la formación de radicales libres perjudiciales que producen un envejecimiento prematuro de la piel.

La clave, por tanto, para tener un healthy aging se basa en 3 pilares básicos: alimentación equilibrada, ejercicio físico regular y mantener una higiene adecuada de sueño”.

Por eso, para tener una buena piel, es fundamental “dormir un mínimo de entre 6-8 horas diarias y mantener unos buenos hábitos de sueño: no irse a la cama inmediatamente tras la cena, dormir a oscuras, sin ruido y, según diversos estudios, mejor en decúbito supino (boca arriba)”, añade.

¿Qué es lo más importante para que un tratamiento nocturno funcione mejor?

Las claves de un buen tratamiento dermocosmético nocturno residen en:

  1. Elegir el principio activo “reparador” más adecuado para tu tipo de piel, objetivo y preferencias personales;
  2. Aplicarlo sobre la piel limpia;
  3. Ser constantes manteniendo su aplicación a largo plazo.

¿Qué pasa si me voy a dormir sin lavarme la cara?

Como rutina nocturna, es importantísimo hacer una doble limpieza utilizando un limpiador que me quitara las grasas y un agua micelar, a ser posible dedicándole un minuto a frotar bien para asegurarnos que quite el maquillaje y que el fotoprotector ambiental lo hayamos retirado.  Eso va a hacer que sea más permeable a las cremas que pongamos después.

La limpieza es el paso irrenunciable en el que coinciden todos los expertos. No limpiar la piel antes de dormir supone pasar toda la noche con restos de maquillaje y con el residuo acumulado durante todo el día en la cara.

Esto dificulta la activación de los procesos de reparación celular que ocurren durante el descanso nocturno, impide la eliminación de los detritus celulares a través de las aperturas foliculares (poros), se acumula suciedad y favorece el empeoramiento de ciertas enfermedades de la piel como la seborrea, el acné o la rosácea.

La limpieza de la piel mañana y noche es una de las normas básicas para lucir una piel sana y bonita.

Es importante lavarnos la cara, aunque no nos maquillemos, ya que durante el día la piel acumula restos de sudor, sebo, queratina, detritus, etc. que debemos retirar.

En general, se recomienda una limpieza facial mañana y noche para eliminar el residuo acumulado y preparar la piel para la aplicación de cosméticos activos a continuación.

Se puede utilizar simplemente agua tibia si no estamos maquilladas o ayudarnos de algún limpiador cuando hay más residuo, según el tipo de piel: cremas o leches lavantes (piel deshidratada), agua micelar (piel sensible o reactiva) o productos jabonosos tipo espumas o geles (piel acnéica, grasa).

La doble limpieza la reservamos para días en los que hemos acumulado más residuo (gym, contaminación, maquillaje, etc).

¿Cuál es la rutina de noche?

Como norma general, por la noche debemos priorizar la aplicación de principios activos reparadores o transformadores, es decir, aquellos que científicamente han demostrado interferir sobre el metabolismo celular, aportando beneficio a la piel. Los dos grupos fundamentales, nos explica, son:

– Ácido retinoico y derivados, principalmente, retinol: aplicar serum o crema con retinol en concentración y frecuencia creciente, empezando por 0.03, 0.05 y 0.1%.  Exfolia la superficie de la piel favoreciendo el recambio epidérmico y actúa en dermis fabricando nuevas fibras de colágeno y elastina.

– Alfa hidroxiácidos, a la cabeza, el ácido glicólico, en concentraciones entre el 10-15%, ha demostrado mejorar la textura, disminuir la seborrea, iluminar y unificar el tono de la piel.

En función de nuestro objetivo, podemos aplicarlos en monoterapia o combinarlos en noches alternas. Personalmente, me gusta reforzar la pauta cosmética una vez en semana con tratamientos a base de mascarillas que potencien una determinada acción: mascarillas hidratantes con ácido hialurónico, mascarillas exfoliantes con glicólico/retinol, mascarillas antiacné con ácido salicílico, mascarillas antioxidantes con vitamina C y mascarillas calmantes con aloe vera para pieles sensibles o reactivas.

Los retinoides mejoran todos los signos de la edad.

A nivel de la superficie de la piel (la epidermis), exfolian al normalizar la queratinización, despigmentan al normalizar la función de los melanocitos e interrumpir la transferencia del pigmento melánico, y, aumentan su volumen, rejuveneciendo su aspecto al aumentar la proliferación de los queratinocitos basales.

 A nivel de la dermis mejoran el aspecto de las arrugas ya que estimulan la síntesis de colágeno y fibras de sostén de la piel, así como evitan la destrucción del colágeno y poseen actividad antioxidante.

La mejor manera de iniciarse es seleccionando el retinoide adecuado y en la concentración adecuada según las necesidades de la piel.

Por ejemplo, un retinol puro al 0.3% en una piel resistente y un retinol palmitato al 3% en una piel sensible.

 Debería ser progresivo según la tolerancia, de manera que las dos primeras semanas se aplica cada tres días en transición con otro cosmético menos intensivo, por ejemplo, un gel con: sepicalm, aloe vera, caléndula, pepino, té verde, malva, árnica.

 Y después, de días alternos a todos los días en función de la resistencia de la piel. Con aplicar el retinoide tres veces en semana será efectivo. Siempre directamente sobre la piel limpia y seca, en una capa fina, evitando comisuras de labios, aletas de nariz y contorno de ojos.

Hialuron – RT Serum Bio gel by Cari Terraneo

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