Piel Sensible
Una Realidad Cada Vez Más Frecuente.
Por la Dra Carina Terráneo
Farmaceutica.
Dermatocosmiatra Hospitalaria.
Especialista en Piel Sensible Hoy en día es uno de los problemas con más prevalencia, aproximadamente afecta al 40% de las mujeres y el 30% de los hombres, siendo a su vez más incidente en los adultos jóvenes que en los adultos mayores.
La piel sensible es difícil de diagnosticar y manejar, ya que la clínica, es muy variada y depende de cada persona. Sus síntomas principalmente son subjetivos, es decir, sin cambios objetivables que se puedan medir o cuantificar. Los pacientes suelen referir hormigueo, sensación de quemazón, ardor, tirantez o escozor.
Estas sensaciones a veces pueden acompañarse de enrojecimiento o descamación.
La piel sensible tiene una importante repercusión psicológica en las personas que la padecen.
Se ha observado que existen más fenómenos de ansiedad, somatización y hostilidad.
En cuanto a la localización, hay zonas especialmente sensibles como el contorno de los ojos, el cuello y el pliegue nasolabial.
Con relación a su etiopatogenia, aunque no es bien conocida actualmente, se considera compleja y multifactorial, resultado de la combinación de alteraciones constitucionales o factores intrínsecos y factores extrínsecos.
Entre los factores intrínsecos destacan: los factores psicológicos, actuando el estrés como el desencadenante más importante. Enfermedades dermatológicas preexistentes de base como dermatitis seborreica, dermatitis atópica, acné rosácea…, También se asocia a piel seca y fototipos de piel bajos, es decir, pieles claras y con mayor posibilidad de quemadura solar.
Los factores extrínsecos como la exposición crónica a sustancias irritantes, cosméticos, determinados factores ambientales, psíquicos, culturales o de ámbito profesional pueden agravar o desencadenar los síntomas de la piel sensible.
- Los cosméticos: Son el factor desencadenante más frecuente. Muchos preparados contienen ingredientes con capacidad de irritar o sensibilizar (conservantes, perfumes…), que, sumado al hábito de su aplicación constante, aumenta la posibilidad de desencadenar efectos secundarios.
- Factores medioambientales: Relacionados con el clima seco y bajas temperaturas. El viento, el calor y la exposición solar cada vez tienen más importancia. Además, la contaminación ambiental, los sistemas de refrigeración y las condiciones del ámbito laboral, sobre todo, los que implican una gran exposición a variedad de sustancias químicas, son factores que contribuyen igualmente. Una dieta rica en especias, alcohol y café, también se ha visto relacionado. Prácticas de higiene corporal como el afeitado en los varones, abuso de productos de higiene corporal y duchas excesivas, pueden dar lugar a sensibilizaciones.
Todos estos factores hacen que la piel se convierta cada vez más permeable en cada exposición, reduciendo el umbral de tolerancia de la piel y deteriorando la barrera de la piel, disminuyendo su contenido de agua, acompañado de una aceleración de la respuesta nerviosa.
El diagnóstico de piel sensible, requiere atención dermatológica, ya que es fácil confundir la clínica, con otras enfermedades dermatológicas (dermatitis seborreica, acné rosácea, dermatitis atópica…). Representa un reto terapéutico, el en el que se intenta identificar correctamente los estímulos que reproducen las molestias en cada persona para evitarlos, buscar un tratamiento dermatológico adecuado, junto con una racional selección de productos cosméticos, para el cuidado de la piel sensible y poder alcanzar el bienestar del paciente.
Laboratorio 45728099